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Poema del Justo Doliente (Ludlul bel nemegi)

Alabaré al señor de la sabiduría…
He venido a ser como un hombre sordo... En un tiempo era como un señor, pero ahora me he convertido en esclavo.
El furor de mis compañeros me aniquila…
El día es un suspiro; la noche, un llanto; El mes es silencio, y el año, un duelo…
Apenas he llegado a la vida, y ya he franqueado el tiempo fijado. 
He mirado en torno a mí: ¡mal sobre mal!
Aumenta mi opresión, no puedo encontrar lo recto.
He gritado hacia mi dios, y no me ha mostrado su faz.
He invocado a mi diosa, pero no levantó su cabeza.
El adivino, con sus conjuros, no discierne la situación, y el encantador, con sus sacrificios, no ha hecho brillar mi juicio. Me he vuelto al nigromante, pero no ha logrado entender. Y el mago, con sus conjuros, no ha disipado la cólera que pesa sobre mí. ¿De dónde provienen los males por doquier? He mirado hacia atrás: la desgracia me persigue. Como si a mi dios yo no hubiera ofrecido el sacrificio prescrito, como si no invocara a la diosa en el banquete, como si mi rostro no se inclinara y como si mi adoración no hubiera sido vista; como aquel en cuya boca han cesado las plegarias y las súplicas, para el cual hubiere terminado el día de fiesta y eliminados las neomenias (eshsheshu). Yo me he asemejado al que se hizo negligente y despreció sus imágenes, al que no enseñó a su pueblo la religión y la reverencia, al que no se acordó de su dios, aunque comía su comida; al que abandonó a su diosa y no le ofreció la libación, al que ha sido opresor y olvidó a su (divino) señor, al que juró frívolamente en nombre de su divinidad honorable. Pero en realidad yo sólo pensaba en la oración y en las súplicas, pues la plegaria era mi meditación, y el sacrificio, mi ley; la alegría de mi corazón estaba en el día de la adoración de los dioses; mi ganancia y mi riqueza era la procesión de mi diosa; la veneración del rey era mi alegría y me gozaba en la música en su honor. Yo enseñaba a mi país a guardar el nombre de dios y enseñaba a las gentes a honrar el nombre de la diosa. Yo exaltaba la majestad del rey a la de dios e inculcaba al pueblo la veneración por el palacio (real). Yo sólo sabía que estas cosas eran agradables al dios, pues lo que es bueno para uno, es malo para dios y lo que es malo según la apreciación de uno, es buena para dios. ¿Quién podrá entender el designio de los dioses en medio de los cielos? Los designios divinos son aguas profundas. ¿Quién podrá comprenderlos? ¿Cómo los seres humanos van a conocer la conducta de un dios? 
El que ayer estaba vivo, hoy está muerto. Al instante se ha convertido en tinieblas, al punto ha sido aplastado. En un momento cantaba una canción alegre, y al instante se lamenta como una que hace duelo.
Como el día y la noche cambia de humor. Cuando están hambrientos, parecen cadáveres; cuando están saciados, se miden con los dioses. En la prosperidad hablan de subir al cielo; cuando están afligidos, regañan y quieren bajar al mundo subterráneo…
Un mal espíritu ha venido del abismo… Un dolor de cabeza procede de Ekur (mundo subterráneo)…El (demonio) ha descendido de la montaña del mundo subterráneo…Como la hierba del suelo, la enfermedad vuelve pálido… Todos juntamente se echarán hacia mí… Al cuerpo erguido destruyeron como a un muro y a mi ancha figura echaron abajo como a una caña. Como un singirtu (planta acuática) fue echado y arrojado sobre mí. El alu (demonio de la enfermedad) ha cubierto mi cuerpo como un vestido. Como una red el sueño me ha cubierto. Mis ojos se clavan fijos, sin mirar; mis oídos están abiertos, sin oír. La languidez se ha apoderado de mi cuerpo, una desgracia repentina ha caído sobre mi carne; la debilidad se ha apoderado de mi mano, el cansancio ha caído sobre mis rodillas. La muerte (me ha perseguido) y ha cubierto todo mi cuerpo. Si alguno pregunta por mí y me llama, no respondo. Mi gente llora, pero yo ya no existo. En mi boca se ha colocado una mordaza. Yo he retenido la palabra en mis labios… El trigo, aunque esté podrido, lo como. La cerveza ‑¡vida divina!‑ la he eliminado de mí. Mucho ha durado la desgracia. Mi apariencia por extenuación… Mi carne está flácida, mi sangre (se va); mis huesos están rotos… mis músculos inflamados… Tomo mi lecho por cárcel, pues han bloqueado mi salida.
Mi casa se ha convertido en prisión; mis manos han sido puestas en grilletes; es decir, mi carne. Mis pies han sido arrojados en cadenas. Mis ronchas se convierten en llagas, mi herida es grave. Me han golpeado con un látigo terriblemente. Me han atravesado con pinchos; la punzada era feroz.
Todo el día me acecha un perseguidor.
De noche, mi aliento no respira un momento. Mis nervios, al estirarse, han quedado sueltos; mis miembros están desquiciados, como algo aparte. Paso la noche en mi estiércol como un buey.
Estoy empapado, como una oveja, en mis excrementos. Mi artritis elude al conjurador y mis agüeros confundieron al adivino. El encantador no ha sabido determinar mi enfermedad y el adivino no acierta a determinar el tiempo de mi dolencia. Ni el dios me ha ayudado, ni ha tomado mi mano; mi diosa no ha mostrado compasión ni vino a mi lado. Mientras la sepultura estaba aún abierta, se apoderaron de mis joyas; y antes de que hubiera muerto terminó el llanto por mí. Todo el país decía: "¡Qué pena!" El que me deseaba el mal lo oía, y su rostro brillaba (con alegría).
Trajeron las buenas noticias, las buenas noticias a la mujer que deseaba mi mal, y se alegró su espíritu. Pero yo sé el día en que mis lágrimas cesarán, en que las divinidades se mostrarán tales protegiéndome.
Pesada era mi mano, y no podía aguantarla; poderoso era su espanto…Una mañana tuve un sueño dos veces con el mismo significado: un cierto hombre, inmenso por su estatura…, quitó lo que obstruía y abrió mi oído… Mi nariz, cuyo (respirar) estaba impedido por la opresión de la calentura, curó su lesión, de forma que pude respirar… Mis labios, que estaban apretados y (temblaban), él desechó su temor y soltó sus ligaduras. Mi boca, que estaba cubierta y con la que hablaba cuchicheando, él la limpió como si fuera cobre y la hizo brillar. Mis dientes, que estaban cerrados y… él abrió el espacio entre ellos y sus raíces… La lengua, que estaba atada y era inhábil para su función, él le quitó su mudez, y su habla se hizo clara. A la tráquea, que estaba estrechada y tiesa como un cadáver, hizo que sus cantos fueran alegres y sonaran como flauta. Los pulmones, que estaban apretados y no recibían (aliento), se enderezaron y se abrió lo que los taponaba… El ancho intestino, que estaba vacío por el hambre y entrelazado corno un cesto, recibió alimento y aceptó bebidas. El cuello, que se había ablandado e inclinado, se irguió como una montaña y se puso erecto como un cedro. Mi vigor se hizo semejante al que tiene plena fuerza… Las rodillas, que estaban tiesas, se alzaron … En un sueño vi a un cierto hombre… que tomaba en su mano una rama de tamarisco y un vaso de purificar, (diciendo): `Tab‑utul‑Enlil, morador de Nippur, me ha enviado para purificarte’.Y, levantando agua la derramó sobre mí. Recitó la encantación de vida, me ungió con…Y vi un tercer sueño… en la noche: según el modo humano, una muchacha (hermosa) con facciones delicadas…Marduk tomó mi mano, levantó mi cabeza… Y volví a Babilonia y entré en el Esagila…, y persistí ante él con súplicas e imploraciones, le ofrecí incienso de suave olor con libaciones…Marduk puede hacer revivir al que está en situación grave, Sarpanit puede librar de la destrucción.
(Texto sumerio del s. VII a.C. perteneciente a un original del 2000 a.C. aprox.)