
"Érase una vez un pequeño árbol-huluppu que crecía a orillas del Éufrates, de cuyas aguas se nutría. Un día, el Viento del Sur lo atacó bárbaramente y fue anegado por las aguas del río. La diosa Inanna, que pasaba por allí, lo tomó de la mano, se lo llevó a su ciudad, Uruk, y lo plantó en su jardín sagrado. Lo cuidó tan bien como pudo, pues tenía la intención, para cuando el árbol hubiese crecido lo suficiente, de sacar de su madera un sillón y una cama." (La historia empieza en Sumer)
"En nada se asemeja a un mortal el hombre que vive entre bienes inmortales." (Epicuro ?)
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