"Galileo había observado Saturno a través de su telescopio en 1612, y advirtió algo extraño en él. Parecía haber unas proyecciones a ambos lados. No pudo eliminarlas, y al cabo de un tiempo desaparecieron, pero le causaron preocupación. Después de todo, él había sido atacado por los religiosos a ultranza, quienes sostenían que su telescopio producía ilusiones ópticas, y tal vez ahora se hallara ante una de ellas. Y se negó a observar Saturno de nuevo.
Pero en 1655, el astrónomo holandés Christiaan Huygens (1629-1677), con la ayuda de su compatriota el filósofo y óptico Benedict Spinoza (1632-1677), ideó un nuevo y mejor método de pulimentar las lentes. Instaló estas lentes perfeccionadas en un telescopio de casi 7 m de longitud, y con él estudió Saturno en 1656.
Pudo ver lo que desorientó a Galileo: Saturno estaba rodeado por un tenue y ancho anillo que no tocaba el planeta en ningún punto. Ningún otro objeto celeste poseía una estructura tan peculiar, y Saturno se consideraba generalmente como el más hermoso a causa de ella.
Además, Huygens descubrió que Saturno tenía un satélite al que bautizó Titán (porque Saturno -o Cronos, como le llamaban los griegos- encabezaba un grupo de dioses llamados Titanes).
Aquel mismo año descubrió también que la estrella situada en medio de la Espada de Orión no era tal estrella, sino una nube de gas luminoso. Actualmente se conoce como la nebulosa de Orión." (I. Asimov)