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El Príncipe y el Mendigo (1937)

"Pobrecito, ha nacido para llevar una corona." (El Príncipe y el Mendigo)

"El rey, transformado en viejo y miserable mendigo se apoyaba en el bastón y llevaba el cuerpo entrapajado con feas vestiduras.
... Lo que has presenciado es obra de Atenea, que impera en las batallas, la cual me transforma a su gusto, porque puede hacerlo, y unas veces me cambia en un mendigo y otras en un joven que cubre su cuerpo con hermosas vestiduras. Muy fácil es para las deidades que residen en el anchuroso cielo dar gloria a un mortal o envilecerle." (Hom.)